domingo, 17 de octubre de 2010

PUÑALADAS








Vivo entre puñaladas.
Puñaladas al alma.
De esas que duelen y se absorben.

¿Que cicatrices dejan mis puñaladas?
Las mías, las que recibo a diario.

¿Cómo seré de fuerte para soportarlas?

Tal vez un día cualquiera, una de esas,
la menos pensada,  me hiera de muerte.

Mientras tanto, como un caballero medieval,
siento el fuerte golpe de la lanza impensada en el pecho.

Desfallezco por un rato,
y me repongo para otro lance.

¿Cuantas puñaladas me falta recibir?
No lo sé todavía.

Y cuando me entere, será tarde.
O suficiente.

Tengo una coraza secreta.
Me río de las puñaladas.

Quizás en la incertidumbre está la fortaleza.
Quizás una  azarosa puñalada me salve de las más terribles.
(las más temidas).

Absorber, soportar, lanzarse otra vez.
Tal vez ese sea el sentido.

Mi vida transcurre entre puñaladas.
Y aquí estoy ahora, trazando el desafío.

Confieso que me duelen,
pero las prefiero (casi me hice amigo),
a la vergüenza de la cobardía.

Mientras tanto, me río y me burlo
aunque sea por un rato.

Y doy mi orgullosa batalla.

No hay comentarios: