sábado, 22 de septiembre de 2012

DESDE ULTRATUMBA

DESDE   ULTRATUMBA


Un tipo “desapareció” voluntariamente de Facebook. No encuadra en la figura del “desaparecido-mártir”, ya que no es lo segundo. Su desaparición fue “a propósito”, fue “voluntaria”, fue “interesada” por la prudente conveniencia de no hablar de más –su típico e incorregible crimen- y por un, engorroso de explicar, impulso o necesidad de verse de nuevo a solas, con su no muy grata compañía.

Cuando tomó la decisión bromeó para sí que se trataba del “ensayo virtual” de la muerte. Una muerte “moderna y social”.

Hoy comprueba lo exitoso del ensayo.  Hoy es un Fantasma. Un Fantasma social.

 Como tal, como Fantasma, como Fantasma novato, comprueba además un ¿Mito?: Los Fantasmas tienen inclinación por jorobar a sus ex compañeros de ruta, a los que permanecen vivos”.

Es nuevo en esto. No puede aseverar aún, que lo hacen impulsados por melancólicas “saudades”, por malas intenciones,  por cándida  picardía, por aburrimiento (no ha dado con otros Fantasmas para despuntar el vicio de la conversación -parece que el Fantasma y su soledad son esencialmente inescindibles-),  por inconfesables y quizá hasta oscuros “asuntos pendientes” en el mundo real (ello en el caso de haberse tornado Fantasmas contra su voluntad) o por una conservadora vocación de aferrarse a lo que ya pasó, a lo que fue, a lo que fueron sus días “reales” junto a sus seres “reales”.

 Lo inicialmente afirmable, a esta altura de su breve experiencia, es que “les seduce hincharles las pelotas a los vivos”.

 Es  tan solo  un “ensayo virtual” –se recuerda y sonríe con displicencia ya algo y contradictoriamente incómoda-  apenas a un par de clicks de la vuelta a la vida, del hacerse social, de la Resurrección. Más es Fantasma, Fantasma tramposo, Fantasma “con vuelta”, Fantasma caprichoso o experimental… pero Fantasma al fin. Desteñido Fantasma habitante de un Limbo. Temeroso Fantasma, de encontrarse con aquel que fue su causa y hallarlo vacío. Fantasma adivinando un Desierto.  Fantasma aún curioso. Fantasma de quién hasta se jactó de su rico y solitario Oasis/Espejismo.

 Un tipo “desapareció” de lo social, más fue sin riesgo. Millones avanzaron más allá. Durante todos los años que han pasado.

¿A qué lugar fueron a dar sus furias?. ¿A dónde sus amores, sus promesas?. ¿Qué espacio guarda sus traiciones y esperanzas? ¿Qué zona ocupan sus noblezas y abyecciones?. ¿Algún gesto casual, pero imperdible?. 

No existe Lápida, ni Piedra, ni Ceniza, que hayamos concebido  todavía.

Existen los Fantasmas, los reales, “hinchando las pelotasde los vivos.

sábado, 7 de julio de 2012

los miro... los amo... pronto iré ...



FREAKIGLESIA (mi…)

En la vereda de enfrente a mi casa, pero tres o cuatro casas más allá, vive una vieja viuda y hosca (esto último no conmigo -ya que “la dejo” y “me deja”, sin más-, pero sí con las señoras de mi cuadra, con quienes, y de pasada, la he visto concluir agrios intercambios verbales con un portazo y alguna que otra palabrota).

Su casa es grande y, aunque deteriorada por el paso del tiempo como la dueña, cuenta con un amplio garage, que otrora habrá sido capaz de albergar más que un par
de vehículos.

Desprovista de estos y superviviendo –a esto lo supongo- con alguna magra pensión, ha alquilado su amplio garage quizá para, con el producto, no ya apenas supervivir.

Los “inquilinos”, unos señores de trajes y corbatas rigurosamente negros y desgastados con camisas blancas, bajan todos los sábados, un rato antes de las siete de la tarde

Así es que todos los sábados –solamente, y nada más que los sábados (por ello no alcanzo a comprender la ira vecinal)- esos extraños, delgados, pálidos, pulcros y  maltrajeados señores, descienden de su Ford Taunus azul-metálico de los ’80 y con muda –y en lo que mi respecta, irreprochable- parsimonia, abren el local, abren el baúl, sacan (del baúl) e ingresan (en el local) el piano eléctrico, de plástico duro-negro-blanco, sin más ruido que algún involuntario y casi imperceptible roce en el asfalto, de sus mocasines aún más negros de betún, tras betún y betunes que  delatan a aquellos mortales, no como pretendidos Mesías, sino tan solo como meros anunciantes y, en el mejor de los casos, dedicados y humildes Profetas. 

Luego hay un rato… tras su juiciosa entrada.

Y comienza el desfile.

Ocurre breve y fantástico, a menos de diez minutos de ser las siete y treinta.

En ese lapso curioso y fascinante peregrina la Grey que me distrae.

Llegan desde las dos esquinas mujeres, hombres y niños maltrechos, indefensos, estropeados, disformes, lenguafueras, cojos, jorobados, andrajosos, desharrapados, soliloquistas desesperados/esperanzados, feos… freaks… menospreciados… despreciados, sí. Despreciados por cualquier grupo que se “precie”.

Durante la Ceremonia suceden cánticos, clamorosos monólogos apasionados y,  para mí y desde mi ventana, inalcanzables en su sentido -que intuyo lleno de paz, hasta balsámico-.

Una mujer mayor –cuya edad supongo, también por tímido y pacato-  cada sábado logra el éxtasis y comienza a aullar, desafiando al estridente tenor del sufrido piano eléctrico.  He notado, sin pedir ni recibir explicaciones de las vecinas indignadas, que ese trance místico es, más todavía que el horrendo desfile, la causa del enfado barrial.

Me resulta injusto. Son apenas minutos, luego de una hora, pasadas las siete y treinta.

Poco más tarde, reinicia el desfile… pero al revés.

Marchan hacia las dos esquinas mujeres, hombres y niños maltrechos, indefensos, estropeados, disformes, lenguafueras, cojos, jorobados, andrajosos, desharrapados, soliloquistas esperanzados, bellos … freaks… menospreciados… despreciados, sí. Despreciados por cualquier grupo que se “precie”.

Yo los miro desde mi ventana… y no  pertenezco a ningún grupo.

En ese Templo/garage se congregan y un par de horas después salen “Ellos”, los impresentables, los vergonzantes, los  “errores”, los horrores,  los desplazados –hasta para un Dios con “Buen Gusto” y como debe ser-.

Y en ese par de horas adivinan (y hasta tocan) el Cielo. Y perturban la armoniosa tranquilidad del escandalizado vecindario. 

Los Agentes policiales (siempre tan ineptos para preservar la moral y las buenas costumbres de la gente normal) ya ni siquiera por compromiso concurren ante los requerimientos telefónicos provenientes de la cuadra.

Durante la Ceremonia –a la que aún, por tímido y pacato, no he asistido-  suceden cánticos, clamorosos monólogos apasionados y, para mí y desde mi ventana, inalcanzables en su sentido -que intuyo lleno de paz, hasta balsámico-. 

sábado, 16 de junio de 2012

AUTOMANDATO SEMIQUEJOSO y REBELIÓN PREVISIBLE



ALGO DE ORDEN … POR FAVOR!

Hay hasta las dos.
Es mi tiempo permitido

Hay hasta las dos.
Suficiente para recuperarme.

Hay hasta las dos.
No como antes,  sin “hasta”

Hay hasta las dos.
Encorsetado y sin ideas apuradas.

Hay hasta las dos.
Peleado, despeleado y atrapado.

Hay hasta las dos.
Bendición para un sereno.

Hay hasta las dos.
Condena a mi alma estropeada.

Hay hasta las dos.
¿Quién puso el tiempo?

Hay hasta las dos.
Límite arbitrario, anulasueños.

Hay hasta las dos.
Para normal entre normales.

.
ALIMAÑAS

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
Quitándome Alimañas.

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
Despreciando al reloj.

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
En “mi juego”, compulsivo.

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
Alargando, impune, la noche.

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
Sé no haber nacido a lo correcto.

Como en los viejos (buenos?) tiempos.
Intuyo que hay “mi parte más terrible”.

domingo, 29 de abril de 2012

light my fire


ENCENDEDORES

Los encendedores portan la muerte súbita.

Se agotan interiormente –como si nos fuera un absurdo imperativo “controlar lo que les queda” en momentos de descontrol-.

Se traban y endurecen irremediablemente (y albergo casi certeras sospechas de que lo hacen cuando no hay de sus pares)  –como si sus arbitrarias trabas fuesen previsibles a un compulso-.

Portan una muerte súbita y traidora, taiwanesa, china o argentina (¿qué me importa?). No merecen, ni por asomo,  ser defendidos ante mis amigos en amables reuniones.

Sí merecen mi total desprecio, por “fallutos”.

Y en mi caso particular, cosechan lo que siembran: el tacho más cercano o el revoleo sin destino.

¿Me das fuego…?

sábado, 31 de marzo de 2012

tranquilo ejecutado

 
PAREDÓN.

Sin excusas, aparentemente lúcido y con noche por delante… frente al paredón.
Metrallas de la nada a punto de partir… implacables.

Intuición de lo bello, seductora tortura… y nada sale.
Conocida “hoja en blanco” del que sabe que hay algo.

Un algo que no espera y no aparece.
Un algo caprichoso e impulsivo.

Un algo inoportuno y sorprendente.
Un algo que se niega e insinúa.

Un algo a descubrir o a imaginar.
Un algo emocionante y no nacido.

Fusíleme la nada, si es preciso.
Que suelte su metralla arrasadora.

Que nada voy a dar en esta noche.
Ya que esta noche es mía y es tranquila.

Extraña sensación… la de esta calma.
Extraño paredón de horas ¿perdidas?.

viernes, 2 de marzo de 2012

BLACKOUT!!!


HACE UN TIEMPO –Y RELATÁNDOLE  UNA HISTORIA INTRASCENDENTE-  LE PLANTEABA A MI AMIGO MARIO MILOCCO LA SIGUIENTE DUDA POSTESXISTENCIAL: ... "El otro día pensaba en que ahora –según creo interpretar este asunto de lo virtual- existiría una infinita memoria en “ningún lugar”, donde registrar cualquier anécdota, por más pavota que sea. “Colguemos” en el inasible éter, ésta. (Che… y poniéndonos serios… ¿ Y sin un día, pero para siempre y de modo irreparable, “se cae el sistema”?"... AHORA COMPRUEBO -CON LA REVISTA "Ñ" EN MIS MANOS, QUE CONTIENE UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE "ENTENDIDOS" SOBRE EL TEMA- QUE MI DUDA NO ES LOCA NI INFUNDADA. AMIGOS (INOCENTES Y CONFIADOS DEVOTOS DEL "DIOS VIRTUAL") SI CONSIDERAN QUE TIENEN DIBUJOS O TEXTOS QUE MERECEN LA PENA DE HABER SIDO ENGENDRADOS (NO ES MI CASO, LO ACLARO), POR FAVOR, SÍRVANSE DEJARLOS PLASMADOS EN LOS CONOCIDOS, VIEJOS Y CONFIABLES PAPELES O LIENZOS. NO HAY "REALIDAD VIRTUAL" (ES MÁS... AMBOS TÉRMINOS SE CONTRADICEN).

sábado, 25 de febrero de 2012

LA PLANTA



Tengo una planta.
Una planta extraña y maltratada (¿maltratada?).
No es Cannabis (mal pensados que prejuzgan).
Es mi planta indefinida que vive en el cemento.
En el cemento solitario de mi solitaria y preservadamente personal terraza.
En la terraza sólo mía. En la que me ve en abismos como en cimas. En la callada terraza de la callada planta.
Se alimenta de sol inclemente, lluvias esporádicas, restos de vino y whisky aguados, orina compleja e incluso vómitos espumosos de moribundo víctima de pannic attack’s.
Ha perdido así su inicial belleza. Pero no muere.
Ya no es verdiblanca salvo en brotes jóvenes que insisten, temerarios una y otra vez, en ser partícipes de tal aberración.
Ha mutado y sigue ahí. Alguien la destinó a ornamento, mas es impresentable.
Impresentable al resto y única.
Por eso es “mi planta”. Nadie –estoy seguro- tiene una planta tan monstruosa. No adorna, no da sombra, no alimenta, no provee ni pide.  Sólo está. Mudo y espantoso testigo de mis ciclos y contraciclos. No ha brotado del suelo-techo-terraza (no es tan mágica). Yace en una improvisada “plantera” que no es tal, sino un rectángulo de plástico verde y desteñido por el sol, quebradizo y agrietado por donde se lo mire. Alí dentro hay tierra (o la abominable pero vital sustancia en la que esta se haya transformado). Mi gato Toto se ha ido hace ya un par de años y no volvió como solía hacerlo, flaco, lastimado y “pura cabeza”, por lo que asumo que definitivamente “perdió en su ley” en alguna de sus encrucijadas nocturnas. Quedamos yo y mi planta monstruo. Mis escritos repudiados y recurrentes. Como los nuevos brotes perseverantes y espantosos de la planta. Paisaje infernal y para nada romántico de alguien que  escribe quitándose sus monstruos pertinaces y de algo que rebrota e insiste en formas cada vez más tétricas.
¿Qué último e incomprensible motor impulsa a ambos?.
¿Es también esa planta regida por LA pulsión?

martes, 14 de febrero de 2012

"LA pulsión"



Los días se agotan. La gente hace su tarea y se prepara para el día siguiente. Y está bien… A veces ya “no hay nada que hacer”. Existe una pulsión ¿malsana?  a estirar el tiempo (cuando ha sido grato). Tal impulso engaña. Por lo general, conduce a la nada. Y para colmo, a la mañana siguiente –y hasta el día entero- te cobra el pasaje como si se hubiese tratado del de un viaje al “País de las Maravillas” (no el de Alicia, que jamás me maravilló y hasta me sigue resultando un tanto aterrador). ¿Qué hacer con la pulsión estafadora?. ¿Acaso escribir un rato y sin mayores pretensiones … para diluirla y estafarla a Ella?. ¿Acaso la estafadora deseaba mi estafa?. En tal caso no hay embuste, sino un círculo cautivante tramado por la maldita pulsión. Dije que “A veces, Tan solo unas pocas veces. Alcanzo a ver los zafiros…”.  Cedo y vuelvo a ceder a la pulsión. Y pierdo, me lamento y me puteo las más de las veces. Pero en ocasiones “la estafo”… o se deja estafar, seductora y dominante. No en vano “LA” pulsión, es femenina.

martes, 24 de enero de 2012

DORMIR


Tengo 48 ¿o 49?. A partir de un momento indeterminado (y, para mi alivio y tal cual lo suponía esperanzadamente cuando me angustiaba porque mis viejos “se venían viejos”) a uno ya no le importa.

Traté –sin la autoridad apropiada, vencida por mi inconmensurable amor “malsano”,  como me ha ocurrido con mis cuatro hijas- de “ordenarle” a Candela –que recién tiene 9- que se vaya a dormir. Que hay horas para los grandes y horas para los chicos, que joder!!!. .Que por más que me vea, hoy y ahora, exultante y locuaz, “tiene que entender que las cosas terminan”.
Así son las cosas.

Yo escribo. Y escribo (y describo) cosas a las que yo mismo no termino de aceptar.

Confieso que –en mi condición de absoluto cobarde y compulsivamente inconforme-, como era de suponer, huí. Y le dejé a Ana,  mi adorada hija mayor –ya toda una mujer, quizá más adulta que yo- el compromiso de persuadir a Candela para que se vaya a la cama, cierre el día y aproveche el que viene.

No quería (los escritos cobran sentidos y senderos propios) mortificarme con mi autodiagnóstico de mal padre. (Ya lo sé, putos escritos acusatorios, soy un mal padre).

Yo quería simplemente (o me atacó impulsiva y maravillosamente) acordarme de mis viejos charlando en la cocina con amigos (la casa no era “¡¡¡tannn grande!!!!”  como la mía)  y  de mí, acostado en mi cama y en verano, con la puerta de mi cuarto semiabiertamente permitida, envuelto por el murmullo monótono y pacífico del ventilador de pie, oyendo –no escuchando- las voces “de los grandes”, y sintiéndome tan seguro, placenteramente cansado… y en paz, al punto de dormirme como, si los hay, merecerían morir los santos.

Y completaba mi estado paradisíaco el olor a espirales Fuyí.

A veces –sólo a veces pues creo ya haber superado o controlado esa  patética tendencia a considerarme el centro del Universo- recurro (sin conseguirlo, mas no importa) a ese recuerdo o sensación maravillosa para intentar dormirme como lo hacía de pibe.

Confieso que no lo logro, aunque el sólo intento me eriza los invisibles pelos de mi espalda (y por un ratito, lo disfruto, o lo intuyo).

Quizá … (si se produce alguna suerte de injusticia que me justifique  –la vida es rara-),  me espere un arrullo final. Algo así como lo que llaman Cielo.