domingo, 7 de noviembre de 2010

A LA HORCA

-         No creo que Ustedes me crean, pero créanme que si me creyeran lo que creo que ocurrió, dirían “no lo podemos creer”.
-         Lo que Usted dice no nos dice que así haya ocurrido. Por lo tanto, a menos que lo dicho por Usted sea dicho por alguien más, este Tribunal diría que su situación es irreversible. Está todo dicho.
-         Créanme que me tienen que creer.
-         Lo sentimos. Lo dicho, dicho está.

Los que tenían que aparecer, aparecieron. Pero su aparición fue tardía.
El problema de las soluciones extremas, es que se llega a un extremo que no tiene solución. 

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