¿Por qué me preguntás tal tontería?
¿por qué afirmás con tanto desparpajo?
“Tan linda que es la vida…
¿no es cierto?”
Yo te miro y encojo mis hombros,
con resignación.
Y pienso en los puñales
y en las rosas.
No sé que contestarte,
mejor es el silencio.
No quiero ser injusto,
ni aguafiestas.
Y no es que desconozca las caricias,
ni los fugaces encuentros con la dicha.
Pero en verdad, prefiero ser prudente,
o de a ratos, maravillosamente irresponsable.
Siempre, al menos me parece,
fuera de tu lugar.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario