sábado, 4 de diciembre de 2010

SOBREMESA A SOLAS

Con el Flaco.  Acá nos estamos transformando en mossstrossss. (¿más aún....?)




5 de diciembre de 2010. 2:45 hs.
Vuelvo de cenar con el Flaco y su gente. La pasé muy bien. Es imposible pasarla mal con personas tan macanudas. Leímos algunas reflexiones de Osvaldo Soriano y Abelardo Castillo acerca de esta “enfermedad” de escribir. Compruebo –con cierto alivio- que mis ataques y desesperaciones no son tan extraños. Compruebo también –con cierta desazón- que la novela que estoy escribiendo puede terminar tranquilamente en un tacho de basura o apilada entre los incontables “libros de ocasión” en algún lugar que ni imagino. No importa. Lo importante es experimentar con esto de la novela. Supongo que la voy a terminar en algún momento. Transito territorios casi desconocidos para mi. Desarrollar, pulir, revisar … trabajar. Justo “trabajar” que –en lo personal- es un término divorciado de mi actividad de cuentacuentos impulsivo y crudo. Pues bien… si sale una porquería, me habrá servido como parte de la terapia. Ya me he demostrado que puedo escribir sin “morir en el intento”. Habrá que ver si lo que escribo le pega a alguien (eso, en definitiva, nunca se sabe exactamente). ¿Es que las novelas tienen que pegar o –como dice Cortázar- ganan por puntos y no por knock out, como ocurre con los cuentos?. ¿Y si nunca la termino? ¿Y si no vale la pena ni tan siquiera imprimirla?. Puede ocurrir. Lo sospecho a cada rato. Estoy pensando en Karubipkin. 

No hay comentarios: