martes, 31 de mayo de 2011

Vamp... (por Mario Milocco)

 Le pasé para probar-jugar,  el texto de “Confesión”, que había metido hace tiempo en el blog. Al día siguiente –o al otro, a más tardar-, me mandó esto que él denomina “Historietita”. A mí me parece fantástico y hasta me da miedo: ¿Cómo hace este tipo para “leerme” tan bien la cabeza?. Tanto los dibujos, como el texto y hasta el Título (acertados y contundentes  para esa “Historietita”),  le pertenecen exclusivamente a Mario.  Lo publico arbitrariamente y sin consulta como gesto de admiración.  Dibuje Maestro!!!

INSOMNIO DE INVIERNO



Hasta ¿pocos? años atrás, mis insomnios consistían en una deliciosa nocturnidad.
Ni se me ocurría denominarlos “insomnios”.  Eran, más bien, “mi parte” del tiempo. Mi egoísta y robada al reloj,  parte del tiempo.  De aquellos robos en más de una ocasión salía impune y feliz, con la felicidad propia del buen tramposo, y en otras tantas pagaba estoico mi condena de ardor de ojos y resaca, de mañanas hostiles y soles impiadosos.
Sin embargo los buscaba o me venían  -¿Qué se Yo?-. Colmados de sorpresas y emociones, ahí estaban …  convidándome a no calcular precios.
Pero ahora, y en invierno, es otra cosa. Es que debo levantarme y vestirme entero. Es que afuera hiela.  Es muy diferente… amargamente diferente incluso a otros inviernos no tan lejanos, en los que ni siquiera me molestaba en acostarme a dormir por lo que, lógicamente no necesitaba desvestirme, meterme en la cama, levantarme y vestirme otra vez.
Nada de eso: Aguardaba y palpitaba excitado el advenimiento de la noche…. de “mi noche”.
Acatando terapias y consejos bienintencionados, hace un tiempo que intento –y lo suelo practicar- “acostarme temprano y como debe ser”.
Y surgen los demonios. Y la compulsión. Y me pican las sábanas. Y saco una pierna y me da frío. Y me doy vuelta y me revuelvo. Y me acomodo de un costado. Y me ovillo como un feto (casi a salvo). Y me reacomodo del otro costado. Y me da calor y hasta transpiro.  Y tomo agua de la mesita de noche. Y me pongo “panza arriba” y con los brazos cruzados sobre el pecho –tipo muerto-. Y suspiro. Y pienso en lo que estoy pensando y en cómo carajo llegué a ese pensamiento. Y rebobino pensamientos hasta su mismo origen. Y miro –silencioso, sumamente silencioso- los numeritos digitales y fluorescentes del reloj. Y me doy vuelta dándoles la espalda en un vano afán por ignorarlos.
Y a la más exacta e imprudente de las deshoras, decido levantarme. A veces concluyendo que el infierno no ha de parecerse a “la nada” tan injustamente temida. Y advoco a mi admirado Sócrates, en el Fedón, descreyendo de esa suerte de nada o sueño eterno, del que no puede temerse ya que “no es”. No es posible el mito de Endimión. “No puede temerse a la nada”, me repito. No. Esto es algo peor. Es estar consciente en horas propias de inconscientes. En horas “muertas” para los normales.  Esto es un mínimo “botón de muestra” del infierno que tal vez merezco. Y debo levantarme. Y en invierno. Y vestirme, y abrigarme. Y presentir, pese a todas esas vallas de incómodo ropaje que me lo advierten, que en escasas horas pagaré mi “Factura”.
Pero me levanto.
Y compruebo -ante el abominable blanco de la pantalla o de la hoja- que ya no se trata de hermosa  nocturnidad, sino de insomnio. De un insomnio de invierno.

CONTRAINSTROSPECCIÓN.









NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE LOS ÁRBOLES ME RESULTAN COMO ESPECTROS

NO PENSARME A MÍ, 
NO AHORA

QUE LAS MIRADAS SON TAN FRÍAS,  DE DESPRECIO

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE DEMASIADAS VÍCTIMAS YA CARGO

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE TODA CONCLUSIÓN ME SERÁ HORRENDA

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

SITUADO EN TERRITORIO DE TINIEBLAS

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

ACOMPAÑADO POR MI MALA COMPAÑÍA

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE  BAJÉ  CASI TODAS LAS PERSIANAS

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE YA ANDUVE POR ESTOS LABERINTOS

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE NO PUEDO HABLAR CON NADIE, Y QUE NO QUIERO

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

QUE DORMIR SERÍA LA CALMA TRANSITORIA

NO PENSARME A MÍ,
NO AHORA

PENSAR QUE APENAS ALGÚN GESTO EN SUS RECUERDOS,

JUSTIFICARÁ ESTE Y TODOS MIS MOMENTOS.