martes, 19 de octubre de 2010

MAGIA





La hermosa partenaire entró sonriendo al cajón con guardas plateadas, saludo como  bailarina del Lago de los Cisnes, se acostó y desapareció de la vista de un público expectante.-
El mago cerró el cajón, tomó el serrucho brillante, lo hizo vibrar un par de veces y le pegó una sonora palmada en la hoja reluciente  para demostrar que no había utilería barata en su acto.
Dio dos vueltas parsimoniosas alrededor de la enigmática caja mirando a la gente con aire sobrador, se paró justo a la altura de la mitad del cofre y comenzó su tarea, primero con lentos vaivenes de la hoja como marcando el surco maestro,  y luego arremetiendo con frenética decisión.
A pesar de los gritos desesperados proferidos por los plateístas que veían brotar el líquido marrón rojizo derramarse copiosamente sobre el piso y salpicar los zapatos de charol del mago, éste continuaba aferrando el cajón -que ya no se agitaba- entre su brazo izquierdo y su cabeza, con  mandíbulas apretadas y desencajados ojos, mientras serruchaba con vigor. Por fin la roja hoja apareció por la parte de abajo y se azotó contra el charco del suelo.-
Intentó correr.
Pero resbaló en su propia obra y cayó de rodillas, donde en medio de un desordenado chapaleo, fue tomado de manera descortés por dos corpulentos individuos.
Definitivamente los cursos de magia por correspondencia del Instituto Sade son un fracaso.

domingo, 17 de octubre de 2010

PUÑALADAS








Vivo entre puñaladas.
Puñaladas al alma.
De esas que duelen y se absorben.

¿Que cicatrices dejan mis puñaladas?
Las mías, las que recibo a diario.

¿Cómo seré de fuerte para soportarlas?

Tal vez un día cualquiera, una de esas,
la menos pensada,  me hiera de muerte.

Mientras tanto, como un caballero medieval,
siento el fuerte golpe de la lanza impensada en el pecho.

Desfallezco por un rato,
y me repongo para otro lance.

¿Cuantas puñaladas me falta recibir?
No lo sé todavía.

Y cuando me entere, será tarde.
O suficiente.

Tengo una coraza secreta.
Me río de las puñaladas.

Quizás en la incertidumbre está la fortaleza.
Quizás una  azarosa puñalada me salve de las más terribles.
(las más temidas).

Absorber, soportar, lanzarse otra vez.
Tal vez ese sea el sentido.

Mi vida transcurre entre puñaladas.
Y aquí estoy ahora, trazando el desafío.

Confieso que me duelen,
pero las prefiero (casi me hice amigo),
a la vergüenza de la cobardía.

Mientras tanto, me río y me burlo
aunque sea por un rato.

Y doy mi orgullosa batalla.

VAMPIRO



Querido Mauro:
He decidido quitarme la eternidad.
No puedo soportar una vez más el remanido drama de enamorarme de alguien a quién he de ver envejecer y morir, mientras yo me siento una porquería, con ese confuso sentimiento, mezcla de dolor y remordimiento, producto del adiós al ser amado y de la irresistible atracción que ejercen sobre mí, debo admitirlo, las jóvenes mujeres.
Ya me ha pasado más de cien veces y, definitivamente, esta será la útlima.
Soy demasiado humano para ser vampiro.
Yo no elegí.
Estoy harto de vagabundear por la perrera municipal para alimentarme por las noches. No es que no pueda comer de día. Eso de que el sol puede matarme son boludeces. Pero seguro que termino preso si me pescan mordiéndole el cogote a un perro.
Lo más tranquilo -eso lo aprendí con los años- es andar de noche.
Aparte, tengo la piel muy delicada y el sol, si bien no mata, realmente jode. Más ahora con ese asunto de la capa de ozono.
He visto muchas cosas de noche. De lo más variado. El hecho de no ser visto por los demás es una ventaja.
Sí, ya sé, está mal espiar.
Es muy fácil juzgarme desde tu humana imposibilidad de tentarte.
Pero...¿ Te lo has planteado alguna vez?. Aunque resulte paradójico, he reflexionado  que a veces, desde una insuperable limitación somos proclives a condenar a quienes son igualmente limitados que nosotros y, por el contrario, desde  una perspectiva superior, uno se acostumbra a comprender y, hasta las actitudes más abyectas en lugar de encolerizarnos, nos causan risa.
Pero volviendo al tema de esta carta. Posiblemente cuando la encuentres ya estaré convertido en cenizas (desparramalas en cualquier terreno baldío  -lo del mar es tan cursi...-).
Serán esas cenizas que están alrededor de la estaca, al lado del escritorio.
Por favor, devolvele el martillo al vecino. Es un buen hombre  (aunque no lo creas, cuando su mujer duerme, algunas noches lo he visto levantarse y jugar con unos soldaditos de plástico, todos despintados,  que esconde en su caja de herramientas) .  ¿Cómo le vas a morder el cuello a un tipo así?.
Espero ser certero en el golpe final. No me vaya a pasar como en el tango. Para ustedes, cruzar la línea es fácil, en cambio yo, no puedo errar. Me costaría como un mes internado en la clínica alimentándome a caldos de gallina y cuidándome de no toser fuerte.
Mi asumida haraganería me ha impedido hacer un testamento. Y, en todo caso, dejo más deudas que haberes.¿Sabés una cosa?. Presiento la íntima satisfacción de haber burlado la tan declamada justicia final que consuela a los tímidos.
Dejo impagas deudas tales como cientos de cogotes de perros y hombres inocentes,  mordidos sin más justificación que mi supervivencia, placeres inmerecidos, libaciones a cuenta de una eternidad que, paradójicamente, sabía mentirosa, miradas cómplices, sobreentendidos, alegrías efímeras como burbujas, ganas emocionantes, aventuras fallidas, vergonzosos miedos, impulsos heroicos, claudicaciones, risas.
He sido, en definitiva, un hombre, por lo que ésta decisión, resulta, al fin de cuentas, coherente.
Bien dijiste, palabras más, palabras menos, que la inmortalidad no podría sobrellevarse sin cinismo.
Y yo no quiero ser un cínico.
Donde ya sabés, queda una botella con dos generosas medidas de whisky.
A tu salud, ... y a mi muerte.

sábado, 9 de octubre de 2010

KARUBIPKIN



Karubipkin miraba desolado lo que había sido su sueño de años.
Hecho trizas. Hecho añicos.
Karubipkin lo presintió, una y mil veces, pero persistió esa eternidad movido por un impulso proveniente de sus tripas o de su cerebro… o de quién sabe que extrañas y misteriosas fuerzas que lo compelían a no desistir, a indagar en la nada ese “algo maravilloso” que se insinuaba en la menos pensada ocasión o que lo desvelaba en ese tiempo en que no es de noche ni de día. 
Karubipkin estaba desolado. Siempre, en realidad, Karubipkin estaba desolado. Aún cuando el inextricable impulso no lo asaltaba.
¿No será esto una pérdida de tiempo?. Se inquiría.-
¿No es mi propia vida una inútil pérdida de tiempo?, Se respondía a sí mismo y volvía a acometer su empresa con redoblada desesperación.
Si lo hiciera más tranquilo –reflexionaba-
Pero Karubipkin no era tranquilo. O no conocía la tranquilidad. No tengo paz, solía repetir.
Sentía envidia de los perros, de su salto sin grises del sufrimiento hacia el absoluto placer. De su mundo sin premoniciones, presentimientos ni angustias.
Cuando destruyó la pintura que le había consumido todos sus años, comprendió.
Miró tembloroso los despojos de su cuadro, que no cuadraba. Repasó en un tris increíble todos y cada uno de sus días de pintor desesperado. Asumió su esencia compulsiva, de mezclar colores y buscar. Y, en el fin, tuvo la paz. 

jueves, 7 de octubre de 2010

EL OREJUDO


El orejudo me tiene podrido.-
Todos los santos días, cuando pasa, yendo o volviendo hacia o desde no se que maldito lugar,  aminora la marcha de su bicicleta roja, casi hasta perder el equilibrio, exclusivamente para mirar en forma descarada y sin ningún disimulo hacia mi casa.-
Sus ojos diabólicos parecen penetrar a través de las paredes del frente  y escudriñar hasta el propio fondo.-
No hay nada que pueda hacer para no sentirme absolutamente examinado, día a día, por esa aborrecible mirada de rayos equis que prácticamente me deja al desnudo y a merced de ese demonio de inmensas orejas que parece reprobar con odioso placer todos mis actos, gestos o actitudes.-
Una mueca parecida a una sonrisa, pero que no es tal, se insinúa en su pecosa cara de diablo y sus ojos animales y rojos  lo atraviesan todo.-
Me busca.
He intentado diversas estrategias para disuadirlo.- Todas sin éxito.- He permanecido en la vereda en un afán ingenuo por  avergonzarlo, me he ocultado en mi propio hogar  para demostrarle indiferencia,  he intentado incluso mantenerle la mirada a sus repulsivos ojos, terminando vencido y sugestionado por los dolores de cabeza ante el espantoso esfuerzo, pero nada.- El me observa implacable.-
De nada me ha servido envalentonarme un mediodía  e inquirirle "¿que mirás, necesitás algo?".- Nada me ha respondido. Apenas una venenosa mirada y retoma la marcha sin tocar nunca el suelo con un pie, sin perder  el casi insostenible equilibrio que lo mantiene a bordo de su bicicleta.-
Me busca, me tiene harto y asumo que me atormenta.-
El invierno pasado, en medio de un temporal, observé por la mirilla de la puerta, sólo por el placer de disfrutar un mediodía del paisaje de la calle sin su aborrecible presencia.-
Una mezcla de furia y espanto me asaltó cuando estaba a punto de dar las hurras y apareció, empapado hasta las entrañas, detuvo casi hasta la inmovilidad su bicicleta y me miró como solo mira el demonio. Dí un respingo y cerré mis ojos con fuerza. Su mirada quemante parecía haberse concentrado en el pequeño ojo de la mirilla. Un punto rojo de sangre me taladraba el cerebro a pesar de mis párpados comprimidos contada mi fuerza.-  Me recosté sobre el sofá con las manos en la cara y me sacó del espantoso embrujo la voz de mi mujer preguntándome asustada por mi actitud. Entonces decidí que debía terminar con la cuestión.-
Han pasado varios meses desde aquella siesta lluviosa y hoy, ciego como una tapia, creo haber terminado los preparativos.-
Ya no me importa la desfiguración de mi rostro, quemado paulatinamente por la percepción diaria de su presencia en la calle.-
Mi esposa y mis dos hijos se marcharon en diciembre, con el pretexto de las fiestas de fin de año y mi negativa a presentarme en familia tal como estoy, como un monstruo cuya cara puedo palpar con la yema de mis dedos.-
Se despidieron disimulando torpemente su espanto y no los culpo. En realidad casi podría afirmar que he sentido alivio cuando sin besarme se marcharon para siempre.-
He podido pensar en soledad y planear,  paso a paso el desenlace.-
He urdido mi plan justo a tiempo, ya que casi nada me resta a causa de las ardientes llagas de mi cara  que supuran de manera permanente y de la fiebre que me impide dormir y mortifica todo mi cuerpo.-
Mañana al mediodía, exactamente cuando terminen de tocar las doce campanadas de la iglesia, montaré mi bicicleta a ciegas y saldré a su encuentro, dejándome conducir hasta los inevitables infiernos.-

PRISIONERO.



Cumplo una justa condena y para ello, me han encerrado en una extraña cárcel circular.-
Soy  su único habitante y puedo moverme con una paradójica libertad por todos los confines de mi prisión.-
No se ya cuántos años han pasado pues aquí el tiempo también es circular y precisamente uno de los más aterradores aspectos del castigo es ese: todo transcurre en un volver a empezar continuo que aparentemente será eterno.-
He caminado interminables -verdaderamente interminables- horas por el perímetro interno de la altísima, inmensa muralla, construida con enormes y antiguos bloques de piedra ennegrecida por una constante humedad que incluso se respira en el aire denso y pesado cuando me acerco a la pared.-
De los intersticios habidos entre bloque y bloque, brotan especies de enredaderas trepadoras con caprichosas formas que no me permiten asimilarlas a figura alguna, bien sea para hallar algún mecanismo de  situación  o cuanto menos para una inocente distracción que me permita sobrellevar la espantosa monotonía.-
Nunca logré ver a mis guardianes y, en rigor de verdad, no se presentan necesarios en lo absoluto ya que la extensa muralla es tan elevada que me resultaría imposible escalarla.- Las enredaderas no sostendrían ni tan siquiera el peso de un ratón, por más que se las una en forma de gruesas sogas vegetales y cada bloque de piedra que constituye la gran pared, tiene el tamaño de tres hombres altos.-
Duermo donde me vence el cansancio ya que todo el territorio de mi encierro -al menos el que he conocido- es igual, de arena gris y pedregosa, y no existe ningún tipo de reparo, a menos que por tal se entienda recostarse contra la muralla.-
Las escasas lloviznas que han caído por las noches -apenas diferenciables de la persistente y densa bruma nocturna-, no dejan rastro de su existencia al poco rato de haber salido el sol.-
Durante el día, no recuerdo haber visto llover aquí.-
Me alimento de trozos de carne de especies irreconocibles y frutos -también desgarrados y amasijados que me impiden su identificación- que encuentro de tanto en tanto, a veces semipodridos y que evidentemente son dejados en pequeños montículos en forma deliberada por mis carceleros, a quienes nunca ví haciéndolo.-
En esta grandiosa y sencilla prisión he de encontrar el fin de mis días, o lo que me resulta más aterrador, nunca encontraré el fin.-
Pero... algo altera esta infernal monotonía. Estoy despertando de un largo sueño. La cabeza  me duele de manera casi insoportable. A través de mis párpados percibo el rojo intenso de un sol abrasador que me ha atormentado durante mi pesadilla. El ardor es atroz, pero consigo abrir los ojos.-
Y me encuentro tendido en el suelo, dentro de una inmensa prisión circular.-

PERIPECIAS DE UN MONO EN UNA FIESTA



I-
He sido invitado a una fiesta de disfraces.
La idea no me entusiasma mucho, pero no encuentro forma de rehuír al compromiso sin ofender a Lizzy.-
Ella ha logrado que le guarde mucho afecto, a pesar de ser una persona por momentos verdaderamente insoportable.-
El hecho de ser insoportable y a la vez querida, no resulta contradictorio, al menos para mí.-
Así me pasa, sin ir más lejos, con mi nariz.- Me precede siempre, hasta en los asuntos más importantes. Oficia como mi carta de presentación, husmea y percibe olores para otros aparentemente indetectables, haciéndome a veces distraer a tal punto de perder el hilo de una animada conversación.-
Me delata cuando bebo demás, y me empieza a picar de manera indisimulable cuando me avergüenzo.-
Sin embargo, no podría concebirme sin mi nariz.- De sólo pensarlo me da espanto.-
Leí con horror una historia de sarracenos que, habiendo abordado un barco sin  encontrar los tesoros esperados, procedieron a cortar las narices de la tripulación al grito de "estornudad el oro" y me imaginé en el lugar de esos pobres desgraciados, con dos hoyos sangrantes y un rostro monstruoso y cadavérico para el resto de sus vidas.-
Así, aprecio mi indiscreta nariz.- Igual que a Lizzy.-
De modo que voy a asistir a la fiesta.-
Para eso ya alquilé mi traje de mono.-
Es un disfraz muy original, aunque es cierto lo que me dijo le vendedora, sobre el contraste de mis ojos celestes con la densa pelambre negro azabache que me cubrirá por entero.-
Otro inconveniente es el hecho de tener que trasladarme en bicicleta hasta la casa de Lizzy.-
Pero, sin auto y a falta de dinero para costearme un taxi o abordar el ómnibus, no me queda otra opción.-
Además aún si tuviera la plata necesaria, el traje no posee bolsillos, y un mono con billetera o inclusive con una de esas riñoneras tan de moda, perdería realismo.-
En definitiva, un mono en bicicleta no es algo tan inverosímil. He visto en varias ocasiones, osos en bicicleta y no se bien si es un truco de mi mente que me alienta, o si ocurrió en verdad, que una vez vi a un elefante asiático pedaleando sobre una de ellas, por supuesto bien reforzada, requisito innecesario para mi caso ya que me mantengo en buena forma.-
A propósito de elefantes, mis orejas también suelen ser motivo de complejos. Pero ellas, al contrario de la nariz no tienen esa irrefrenable vocación de protagonismo y saben mantenerse a mi lado en un discreto rol de meras acompañantes.-
Lizzy dijo que se vestiría de bailarina de ballet.-
La verdad, no le encuentro la gracia a tal atuendo y, temo por la pobre Lizzy que algún despistado la felicite por su logrado disfraz de gallina vieja.-
Pero ella es la anfitriona y es mi deber de caballero complacerla en todo.-
He ensayado para ello gruñidos, saltos y aparatosas rascadas.-
Bien, se me hace tarde y quiero ser puntual. Como mi caracterización me impide también llevar reloj pulsera, me cambiaré de inmediato para llegar a tiempo.-
El traje es pesado y bastante caluroso (otro contratiempo y más ahora en diciembre).-
No puedo cerrar con llave -no tengo donde llevarla-, así que saltaré por la ventana -en definitiva, como corresponde a un mono hecho y derecho-.
¿Que mira la vecina?.   Esa vieja chusma de mierda, no tiene otra cosa que hacer que no sea entrometerse en la vida ajena.-
¿Por donde quiere que salga un mono?
Seguramente a la Señora la complacerá que salga por la puerta, le haga una reverencia y le diga "buenas noches", con una amable sonrisa.-
¡Ignorante!.-
Esta mujer no debe haber visto un mono en su vida.
Como sería si me hubiese disfrazado de pecarí o de marciano.-
Bueno, a divertirse. Que se quede ella con su mediocre vida de desconocimiento e historias ajenas.-
Es más difícil de lo que pensaba, andar en bicicleta con este traje, pero, por suerte, he llegado sin sufrir ningún revolcón.-



II.-
No me atendió Lizzy sino una mujer disfrazada de mucama que, según parece no disfruta mucho de la fiesta.-
Evidentemente ha elegido un mal disfraz, ya que la condena a permanecer al lado de la puerta casi permanentemente recibiendo payasos, momias, patos Donald,  esqueletos y toda clase de originales visitantes, abandonando su puesto sólo para secar el clericó que vuelca cada tanto algún Batman o un descontrolado Porky.- (los trajes de Batman y de Porky estaban en oferta, así que acerté en resistir la tentación de llevarme uno. Hay tres Batman y tres Porkys en la fiesta).-
Lizzy está esplendorosa con su traje de bailarina, pero sus intentos por recorrer el salón constantemente en puntas de pie, la empiezan a tornar cargosa para sus invitados que deben soportar sus empujones, producto de  los tropiezos y pérdidas de equilibrio de la anfitriona.-
Mi traje es un éxito. No he sido reconocido por nadie. Al menos nadie me ha saludado.-
No debo preocuparme por mi aparente aislamiento, los grandes monos son así, huraños y  a la vez temidos por la gente.- De todos modos no me vendrá mal un espirituoso clericó para combatir mi cuadrumana soledad.-
Otro problema. La bocaza del caretón apenas tiene una angosta rejilla destinada a respirar, pero no a beber y menos a masticar.- beberé por medio de una pajita (he visto a monos hacerlo), pero creo que lamentablemente deberé renunciar a los atractivos canapés.-
La fiesta ha entrado en su clímax, las luces brillan intensamente y la música estridente y contagiosa retumba en mi escafandra caretón.-
Esto es maravilloso.-
Es la oportunidad propicia para ensayar una de mis rascadas.-
No, mejor, primero subo por la escalera, me cuelgo de la araña y ahí sí, caigo en medio de esas viejas aburridas disfrazadas de dama antigua y me rasco la entrepierna gruñendo y roncando.- Les va a encantar que las saque de su tediosa conversación.-
Estoy algo mareado por el efecto del clericó en mi estómago vacío, pero mi buen estado físico me permitirá realizar con holgura mi performance.-

III-.
No saben divertirse.-
Haberme echado a empujones y parar la música sólo porque dos viejas chillonas me señalaban como a un delincuente, resulta imperdonable.-
Lizzy ha perdido mi amistad para siempre.-
Son todos una sarta de hipócritas, pura apariencia, incluso Lizzy, como su propia casa, que tras su lujo exterior debe estar construida con alambres podridos o algo similar, que no otra cosa habrá sido lo que sostenía la pesada araña.-
¿A quién se le ocurre además, poner mesas de vidrio?.-
Aún cuando, admito, en mi involuntariamente desordenada caída, arrastré a la gorda de verde con perlas, no puede acusárseme de haberle bajado media dentadura, ya que ello fué producto de los vidrios, que como puñales saltaron de la mesa dulce apenas aterricé.-
Ni siquiera mi digna puesta de pie y ulterior rascada de entrepierna, ni mi grito gutural golpeándome el pecho plástico conmovieron favorablemente a los figurones.-
No tienen perdón, y menos Lizzy.-
Que no venga mañana a invitarme a uno de sus aburridos juegos de canasta porque no iré.-
Me haré de nuevos amigos, verdaderamente divertidos y, en el peor de los casos si en esta maldita ciudad no hay gente con buena onda, prefiero no tener a nadie al lado. Me quedaré en mi inconmensurable soledad .. en mi propia jungla... como un mono.-

miércoles, 6 de octubre de 2010

DETECTOR





Mi función es vital.
Me han destacado aquí, justo en la línea de fuego, en lo alto de esta torreta sin arma alguna.-
Solo cuento con mi potente reflector.
Debo detectar, a la primer señal de movimiento ilógico, a los morlocks, tan diestros en el arte del camuflagge, que casi imperceptiblemente , pero sin descanso se acercan  a nuestra muralla para intentar saltearla.-
Debo dormir de día, cuando el sol juega a nuestro favor.-
Apenas la penumbra comienza a llenarlo todo, vuelvo a mi puesto y enciendo mi inmenso ojo nocturno.
Mi haz de luz no recorre, como el de los principiantes,  territorios en vano, sino que permanece inmóvil, como muerto, fijo en cualquier punto aparentemente inútil.-
Mis retinas se han acostumbrado a la oscuridad y de manera increíble hasta para mi, otean cada palmo de terreno, escudriñándolo todo.-
Sólo cuando estoy seguro de la odiosa presencia de un monstruo, muevo mi gran foco y le apunto poniéndolo en mortal evidencia.-
Siento un secreto placer al ver sus ojos brillantes y absortos en mi luz fatal  un segundo antes del sonido seco del rifle de nuestro tirador apostado entre las almenas.-
Apenas revienta el pecho del morlock, desvío mi haz y vuelvo a esperar.-
Así pasan mis noches,  "resistiendo", según las instrucciones que he recibido de los ancianos.-
Sin embargo yo no lo siento de tal manera.- Mi rol no es de víctima, sino de cazador.-
Ignoro el tiempo  que ya ha transcurrido desde que fui apostado en la torre.-
Ya no me importa la guerra ni me afectan las arengas sobre el último bastión de los humanos.-
Ni siquiera se que es lo que queda detrás de mi.- Y no me interesa.-
Soy solo un cazador que hace lo suyo durante la noche. Y  al despuntar el alba vuelvo a mi sucio lecho sin saber si volveré a despertar.-
Soy solo un "detector", como me llaman los de retaguardia que, salvados día tras día por mi instinto, ocupan el tiempo hablando de futuro.- Yo he desechado el futuro y soy puro presente de enfoques fatales.-

lunes, 4 de octubre de 2010

RASCARSE



Presencié lo que no fue un suicidio. Ya que los suicidios son intencionales. Pero ese señor. Ese señor no quiso hacerlo. O sí. Se quiso rascar. Es acaso rascarse una  aberración?. Va ello contra la naturaleza humana?. Irá ese hombre a los infiernos?. Le espera acaso un purgatorio “desuñado”?. Se puede sufrir “completamente” sin uñas?.  Lo cierto es que el desgraciado se rascó. Se rascó hasta el placer. Y continuó rascándose. Cuando manaron sus primeras sangres, debió detenerse. ¿Quién puede afirmar eso?. Ah, la Prudencia. La Señora Prudencia. ¿Y quién atiende a la Prudencia ante el placer?. Al menos yo, no.  Quienes no lo conocen, tal vez. No se si es inocente. Y a esta altura no me importa. Y a nadie debería importarle pues, ya ocurrió. Ya él ocurrió. Ya ocurrió su rascada. De rascarse con ganas. De rascarse con placer. De rascarse con ojos cerrados, pero mirando  al cielo. De abrir la boca, de tanto rascarse. De fruncir el seño y sangrar. De desangrarse. De rascar las entrañas y atravesarse entero. De propiciar historias de monstruos despanzadores. De rascar el aire. Por si las moscas, limpiaré mis uñas. Ya que la gente es escéptica. Y no cree en el morir de placer.-  

CONTANDO LOS MUERTOS

Si estoy contento?
Estoy cansado.

Contando los muertos de esta guerra,
Todos los días me aparece uno

Si valió la pena?
No había opción, en mi descargo. 

Pero los muertos están                                                       


Y sospecho que seguirán apareciendo

Una visión

Cuando salí a la puerta del bar, pasaba el carro, como emergido del infierno. El estrépito de la veloz carrera, los dos caballos negros, sus babas blancas, sus crines sucias y al viento.
Los tres borrachos, uno aferrado a las riendas, como poseído, el otro mudo y serio prendido del asiento… y el tercero, atrás, camisa abierta increíblemente de pie y con la botella en alto, gritando: esto es vida!!!

Apuesta



Apostar fuerte,
al corazón del sincorazón

Apostar fuerte,
a que habrá revancha

Apostar y redoblar la apuesta,
es lo que excita.

Apostar a perdedor,
para que tenga sentido.

Aunque me muera, apuesto a las apuestas,
de la vida.

domingo, 3 de octubre de 2010

CÓMODAMENTE INSENSIBLE


¿Estás segura de que se me va a pasar??



HELLO...?

IS THERE ANYBODY IN THERE?

JUST NOD IF YOU CAN HEAR ME.

IS THERE ANYONE AT HOME?

COME ON, NOW,

I HEAR YOU´RE FEELING DOWN.

WELL I CAN EASE YOUR PAIN

GET YOU ON YOUR FEET AGAIN.

RELAX.

I´LL NEED SOME INFORMATION FIRST.

JUST THE BASIC FACTS.

CAN YOU SHOW ME WHERE IT HURTS?



THERE IS NO PAIN YOU ARE RECEDING

A DISTANT SHIP, SMOKE ON THE HORIZON.

YOU ARE ONLY COMING THROUGH IN WAVES.

YOUR LIPS MOVE BUT

I CAN´T HEAR WHAT YOU´RE SAYING.

WHEN I WAS A CHILD I HAD A FEVER

MY HANDS FELT JUST LIKE TWO BALLOONS.

NOW I´VE GOT THAT FEELING ONCE AGAIN

I CAN´T EXPLAIN YOU WOULD NOT UNDERSTAND

THIS IS NOT HOW I AM.

I HAVE BECOME COMFORTABLY NUMB.


O.K.

JUST A LITTLE PINPRICK.

THERE´LL BE NO MORE AAAAAAAAAH!

BUT YOU MAY FEEL A LITTLE SICK.

CAN YOU STAND UP?

I DO BELIEVE IT´S WORKING, GOOD.

THAT´LL KEEP YOU GOING

THROUGH THE SHOW

COME ON IT´S TIME TO GO.



THERE IS NO PAIN YOU ARE RECEDING

A DISTANT SHIP, SMOKE ON THE HORIZON.

YOU ARE ONLY COMING THROUGH IN WAVES.

YOUR LIPS MOVE

BUT I CAN´T HEAR WHAT YOU´RE SAYING.

WHEN I WAS A CHILD

I CAUGHT A FLEETING GLIMPSE

OUT OF THE CORNER OF MY EYE.

I TURNED TO LOOK BUT IT WAS GONE

I CANNOT PUT MY FINGER ON IT NOW

THE CHILD IS GROWN,

THE DREAM IS GONE.

I HAVE BECOME

COMFORTABLY NUMB.





HOLA...?

¿HAY ALGUIEN AHÍ?

ASIENTE CON LA CABEZA SI PUEDES OÍRME

¿HAY ALGUIEN EN CASA?

VAMOS,

HE OÍDO QUE TE SIENTES MAL

YO PUEDO ALIVIAR TU DOLOR

Y PONERTE EN PIE OTRA VEZ

RELÁJATE.

NECESITARÉ PRIMERO ALGUNA INFORMACIÓN

SÓLO LOS HECHOS BÁSICOS

¿PUEDES MOSTRARME DONDE TE DUELE?.



NO HAY DOLOR, TE VAS ALEJANDO

UN BARCO DISTANTE HUMEA EN EL HORIZONTE

SÓLO VIENES A TRAVÉS DE OLEADAS

TUS LABIOS SE MUEVEN PERO

NO PUEDO OÍR LO QUE DICES

CUANDO YO ERA NIÑO TUVE UNA FIEBRE

MIS MANOS SE SINTIERON COMO DOS GLOBOS

AHORA VUELVO A TENER ESA SENSACIÓN

NO LO PUEDO EXPLICAR, NO LO ENTENDERÍAS

NO ES ASÍ COMO SOY

ME HE QUEDADO CONFORTABLEMENTE INSENSIBLE.


ESTÁ BIEN

SÓLO UN PEQUEÑO PINCHAZO

YA NO HABRÁ MÁS ¡AAAAAAAAAH!

PERO PUEDES SENTIRTE UN POQUITO ENFERMO

¿PUEDES PONERTE DE PIE?

CREO QUE ESTÁ FUNCIONANDO.  BIEN!!!

ESO TE MANTENDRÁ DE PIE

DURANTE EL SHOW

VAMOS, ES HORA DE ANDAR.



NO HAY DOLOR, TE VAS ALEJANDO 

UN BARCO DISTANTE HUMEA EN EL HORIZONTE
SÓLO VIENES A TRAVÉS DE OLEADAS

TUS LABIOS SE MUEVEN

PERO NO PUEDO OÍR LO QUE DICES

CUANDO YO ERA UN NIÑO

CAPTÉ UN RÁPIDO VISLUMBRE

DESDE EL RABILLO DE MI OJO

ME VOLVÍ A MIRAR, PERO SE HABÍA IDO

NO PUEDO PONER MI DEDO EN ELLO AHORA

EL NIÑO HA CRECIDO

EL SUEÑO SE HA  ESFUMADO

Y YO ME HE QUEDADO

CONFORTABLEMENTE INSENSIBLE